Rocío Ávalos, víctima del caso de violación sexual en grupo ocurrido en Caá Catí y por el que son juzgados 3 jóvenes, declaró este jueves en el tribunal Oral Penal N.º 2, de esta capital, sin la presencia de los acusados.
“Fue difícil, pero confié mucho en mí y mi abogado”, dijo Ávalos en declaraciones radiales. “Mi familia y mi abogado fueron mi apoyo. Son 4 años de sufrimiento”, dijo, en relación a que el hecho denunciado ocurrió en 2017, durante una fiesta en una vivienda en Caá Catí.
Ávalos pidió que hoy no estuvieran en la audiencia Lucas Almeida, Santiago Chávez ni Nicolás Contín, los acusados. Afuera del TOP N.º 2, organizaciones sociales se concentraron para acompañar a la joven.
El fiscal de Instrucción, Gustavo Schmitt, dijo que la víctima “declaró con mucha solvencia. Ha reproducido sus declaraciones, no [las] ha modificado mucho”.
La defensa y la querella “le hicieron preguntas” y ella “no tuvo fisuras en cuanto a sus declaraciones anteriores”, consideró Schmitt, en declaraciones a Radio Dos.
El fiscal dijo que Ávalos “fue amenazada, perseguida, y la ley establece que, ante casos de abuso sexual, si los imputados pueden causar temor a la víctima pueden no estar presentes”. Fue lo que ocurrió en la audiencia de hoy.
“Fue muy importante lo que dijo, de la participación de los imputados, el modo que fue conducida, el supuesto beso que hubo con los imputados. Fue importante la reafirmación de las declaraciones”, evaluó.
El juicio continuará el 19 de noviembre, con la comparecencia de dos jóvenes, Meza y Encinas, que son quienes retiraron de la habitación a Ávalos y la llevan hasta el hospital, después del ataque.
El juicio por la violación en manada en Caá Catí se inició el 13 de septiembre. El tribunal está integrado por Juan José Cochia, como presidente, y los vocales Román Esquivel y Ariel Azcona. La acción civil de la joven está a cargo de Emilce Soto, mientras que Jorge Buompadre es el abogado defensor de Contín y Rubén Leiva, el de Chávez y Almeida.
El hecho ocurrió el 27 de febrero de 2017. Los acusados, que ya declararon en el juicio a fines de septiembre y negaron el delito que se les imputa, estuvieron detenidos en un primer momento tras la denuncia, pero quedaron en libertad en marzo de 2019. Están acusados de “abuso sexual gravemente ultrajante en concurso ideal con abuso sexual agravado por el acceso carnal hiperagravado por el número de autores”.
Según el fiscal Schmitt, la declaración de Contín fue “contradictoria”. “[Anteriormente] había dicho que había gente borracha y que Rocío estaba muy ebria y hoy [el día de la declaración] dijo que solo tomaron un poco. Si ella estaba ebria, cómo pudo haber dado consentimiento de acceder al acto sexual”, planteó, en declaraciones radiales, sobre el argumento del acusado de que no hubo violación sino sexo consentido.
Eduardo Mosqueda, abogado querellante, dijo antes del inicio del juicio que los acusados “pertenecen a familias influyentes” y que, al momento del hecho, “tuvieron conductas aberrantes de una brutalidad inaceptable para la sociedad en la que vivimos”.
“A través de las pruebas que exhibiremos se verá cómo, desoyendo los derechos y deseos de la víctima, abusaron de Rocío utilizando técnicas de sometimiento y de quebramiento de la voluntad”, dijo.
La violación habría ocurrido después de una noche de corsos en Caá Catí, en la casa de Facundo Meza, que también ya declaró en el juicio.
A fines de septiembre, la mamá de Rocío Ávalos, Juliana Figueroa, escribió una carta en la que reclama justicia por el caso de su hija.
“A la mañana del 27 de febrero de hace cuatro años atrás, me avisan que Rocío estaba en el hospital de mi pueblo. Por tal motivo fui corriendo hasta el lugar, cuando llego encontré a mi hija denunciando un abuso ante la médica de guardia, por lo que rogué que la trasladaran al hospital”, dice el escrito.
“Luego de unas horas se comunicaron conmigo y me confirmaron que Rocío… Rocío fue abusada, que había sido violada por tres, no sé cómo llamarles, chacales. Cuando terminaron de decirme mi mundo se detuvo, mi corazón y respiración se quedaron como paralizados; no podía reaccionar, mi mente no entendía o no quería entender. Pasado unos minutos, recién pude comprender lo que sobrellevó Rocío”, agrega.
“Desde ese momento yo ya no vivía. Mi mente no tenía soluciones, no tenía respuestas, eran interrogantes, preguntas del porqué, ¿por qué a ella?, ¿por qué a nosotros? Y por qué estas personas a las que conocemos (porque somos de un pueblo chico en el que todos nos conocemos), por qué le hicieron eso a Rocío”, prosigue.
Cuando los acusados fueron liberados, “Rocío se tuvo que ir del pueblo, tuvo que dejar su carrera porque, por los medios, se buscó ensuciarla de muchas maneras: que era una mentirosa, que consumía no sé qué sustancias, que era la comparsera, como que ella era la causante de lo que le sucedió, y por ello Rocío no se sentía segura, no podía caminar por la calle, no podía seguir su carrera, vivía total y absolutamente angustiada, no comía, no dormía y si lo hacía se despertaba llorando. Tratábamos de contenerla entre todos, pero entendimos que sí, que lo mejor era que dejara el pueblo”, cuenta la madre en la carta.
CGP
Foto: Archivo/Prensa Poder Judicial