Nuevo estallido de bronca en Francia contra la reforma jubilatoria de Macron

Foto: manifestantes en medio de gases lacrimógenos durante los enfrentamientos frente al Ayuntamiento de París, en la duodécima jornada de huelgas y protestas nacionales contra la reforma previsional, el 13 de abril de 2023. Stéphane Mahé/Reuters.


Cientos de miles de personas se manifestaron este jueves en Francia, con sindicalistas y huelguistas irrumpiendo brevemente en la sede de París de la compañía de artículos de lujo LVMH, en una nueva ronda de protestas contra los planes del presidente Emmanuel Macron de elevar la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años.

“¿Estás buscando dinero para financiar las pensiones? Tómenlo de los bolsillos de los multimillonarios”, dijo el sindicalista de Sud Rail, Fabien Villedieu, mientras la sede de LVMH se llenaba de humo rojo de las bengalas.

El grupo de lujo, cuyas marcas incluyen a Louis Vuitton y Christian Dior, es propiedad de Bernard Arnault, la persona más rica del mundo, cuya fortuna supera los 200 000 millones de dólares.

Un automóvil Mercedes y contenedores fueron incendiados en la ciudad occidental de Rennes, y los manifestantes y la policía se enfrentaron en Nantes, un punto álgido de tensión en las últimas semanas. Se dispararon gases lacrimógenos en la rue de Rivoli, en el centro de París, después de enfrentamientos cerca de una tienda.

El presidente francés está bajo presión para que exponga cómo el gobierno pretende calmar a la opinión pública y seguir adelante si los cambios en la ley previsional son validados por el Consejo Constitucional este viernes.

Tras una solicitud de la primera ministra, Élisabeth Borne, el Consejo Constitucional se pronunciará sobre si la legislación está en consonancia con la Constitución francesa. Los políticos de izquierda también le han pedido que se pronuncie sobre si se podría organizar una especie de referéndum ciudadano sobre los cambios en las jubilaciones.

Los ministros confían en privado en que el Consejo aprobará los cambios, después de que el gobierno utilizó una orden ejecutiva para impulsarlos sin una votación parlamentaria el mes pasado.

De ser así, Macron espera convertir en ley la reforma de inmediato, para que puedan entrar en vigor antes de fines de 2023.

El Gobierno espera que la resolución del tribunal constitucional ponga fin a casi tres meses de protestas, que en ocasiones han culminado en violencia y enfrentamientos con la policía.

El transporte y las escuelas se vieron afectados por la huelga de este jueves y algunos recolectores de París reanudaron la medida de fuerza, que se había detenido a finales de marzo después de que se acumularan 10 000 toneladas de residuos en la capital.

Aunque el número de personas que marchan ha disminuido en las últimas semanas, el tema clave para Macron es la opinión pública. Dos tercios de los franceses siguen oponiéndose a su propuesta de aumentar la edad de jubilación y el 52% quiere que continúen las protestas incluso si el Consejo Constitucional aprueba la ley de pensiones, según una encuesta de Ifop para Le Journal du Dimanche.

La imagen de Macron se ha visto sacudida por las protestas y una vez más se le percibe aislado de las calles y de las preocupaciones cotidianas de la gente.

Frédéric Dabi, de la encuestadora Ifop, dijo que solo el 18 % de los franceses cree que Macron estaba cerca de sus preocupaciones, mientras que el 58  de las personas piensa que lo estaba la líder de extrema derecha Marine Le Pen.

Dabi le dijo a la radio France Inter que Macron en el pasado, a diferencia de muchos presidentes, logró recuperarse de la impopularidad: después de los cambios en su ley laboral en 2017, las protestas antigubernamentales de los chalecos amarillos de 2018 y 2019, la pandemia de covid-19 y el comienzo de la guerra en Ucrania.

Sin embargo, los parlamentarios de la oposición de izquierda dijeron que el sentimiento anti-Macron es más fuerte que antes.

Habiendo rechazado repetidamente las conversaciones con los líderes sindicales en las últimas semanas, Macron dijo que invitaría a los representantes laborales a las discusiones una vez que se publicara la decisión judicial.

Sophie Binet, líder de la confederación sindical CGT, dijo que solo estaba preparada para iniciar conversaciones si era para eliminar los cambios en las pensiones. “Hablar de cualquier otro tema que no sea esta reforma está fuera de discusión”, afirmó.

Macron vinculó los cambios en las pensiones a la necesidad de que Francia controle el gasto público y su agenda más amplia para estrechar los lazos económicos entre los miembros de la UE. “Estoy orgulloso del modelo social francés y lo defiendo, pero si queremos hacerlo sostenible tenemos que producir más”, dijo.

“Tenemos que reindustrializar el país. Tenemos que disminuir el desempleo y tenemos que aumentar la cantidad de trabajo que se entrega en el país. Esta reforma de pensiones es parte de ello”, señaló.

Al paso de la manifestación por delante de la sede del Consejo Constitucional, en París, manifestantes radicales lanzaron proyectiles contra agentes antidisturbios, que respondieron con gases lacrimógenos.

Las autoridades prohibieron cualquier manifestación frente al organismo, situado cerca del Museo del Louvre, a partir de la noche del jueves y desplegaron un fuerte dispositivo de seguridad.

El Ministerio del Interior indicó que unas 380 000 personas participaron de las marchas en todo el país, una cifra menor a las 570 000 de la semana pasada. Para los sindicatos, en cambio, hubo un millón de manifestantes contra los 2 millones de la semana pasada.

La movilización llegó a contar el 7 de marzo con entre 1,28 millones de manifestantes, según la policía, y 3,5 millones, para la CGT.

Con información de The Guardian y AFP

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