Revolución Federal, el grupo que profesa un antikirchnerismo radicalizado

Revolución Federal, el grupo que realizó escraches arrojando antorchas frente a la Casa Rosada y buscó esta semana despegarse de Facundo Sabag Montiel y Brenda Uliarte, detenidos por el intento de homicidio de la vicepresidenta Cristina Kirchner, profesa un antikirchnerismo radicalizado que se organiza por chat y se expresa en las redes sociales como una oposición al Gobierno de acción directa.

“Los vamos a perseguir, van a tener miedo de salir a la calle. El robo y la corrupción en Argentina va a dejar de ser gratis, por las buenas o por las malas”, decía el grupo en Instagram el 19 de agosto último, un día después de arrojar antorchas sobre la Rosada por arriba de la reja perimetral de la calle Balcarce.

En su momento, la “acción” del colectivo pasó desapercibida pero luego ganó centralidad cuando detectaron que Brenda Uliarte, detenida por el intento de magnicidio junto a su novio Fernando Sabag Montiel, estuvo en la noche de las antorchas.

La prueba la aportó la misma Uliarte, en una foto que subió a su perfil de Instagram, en la que se la ve vestida con buzo y pantalón a rayas, con la Casa de Gobierno y un cordón policial a sus espaldas.

La operación de Revolución Federal sobre la sede del Poder Ejecutivo no fue la primera: a principios de mes, el mismo grupo golpeó la camioneta en la que se trasladaba Sergio Massa cuando ingresaba a la explanada de la Casa de Gobierno para jurar como nuevo ministro de Economía.

Cuatro hombres, uno de ellos con un megáfono, y una mujer insultaron al líder del Frente Renovador y golpearon el vehículo con una violencia semejante que horas después el ministro presentó una denuncia penal por la agresión.

“Nosotros no vamos con la intención de putear a nadie, pero es lo que sale en el momento, es lo que generan con la cara de odio que te miran, con la soberbia que tienen”, dijo uno de los activistas de Revolución Federal, Jonathan Morel, en declaraciones a Radio Con Vos.

Revolución Federal también escrachó el 5 de julio al ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, cuando salía también de la Casa Rosada gritándole “peronista hijo de puta” y que no iba a poder “caminar por la calle” nunca más.

“No se va a insultar, nosotros somos ciudadanos que nos estamos cagando de hambre cuando trabajamos, así que no vamos a insultar, vamos a reclamar que es algo muy distinto: no somos odiadores”, intentó explicar Morel.

Más allá de las afirmaciones de Morel, la jueza federal María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo investigan si miembros de Revolución Federal estuvieron en las inmediaciones de la casa de la vicepresidenta, incluso si se vincularon con el grupo de Sabag Montiel que vendía copos de algodón de azúcar.

El principal indicio de la presencia de Revolución Federal es la foto que tomó el 28 de agosto el tesorero del grupo, Leonardo Sosa, desde la ventana del departamento de la vecina de la vicepresidenta y que luego subió a Twitter.

Morel dijo no conocer a Uliarte y minimizó la escala de su agrupación cuando dijo “son marchas de 60 personas, tampoco es muy difícil, los ves a todos: somos siempre los mismos”.

A los escraches, convocados por las redes y organizados en un grupo de chat de poco más de 100 miembros, llevan banderas argentinas y un estandarte de tres metros por dos que dice “Revolución Federal. Si Dios no demanda, la Patria lo hará”.

“Nosotros no tenemos ninguna bajada política, simplemente nos juntamos para manifestarnos en contra del Gobierno porque la estamos pasando muy mal y tenemos que hacérselo saber”, insistió Morel justificando los ataques.

Para el diputado del Frente de Todos y presidente de la Comisión de Justicia, Rodolfo Tailhade, la proclamada condición inorgánica de Revolución Federal no es tal, sino que por el contrario cree distinguir una “estructura” de inteligencia, con financiamiento y logística, que el legislador vincula “con la Policía de la Ciudad”.

La acción directa de Revolución Federal incluyó tirar basura y verdura en el Instituto Patria, escrachar en las afueras del Congreso al dirigente social del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) Juan Grabois, una protesta frente a América TV en apoyo a la conductora Viviana Canosa y una movilización a la quinta de Olivos bajo la consigna “van a correr” (amenaza barrabrava) y “el kirchnerismo va a caer”.

“Los trascendidos sobre la causa judicial que instruye la jueza María Eugenia Capuchetti señalan que el intento de magnicidio fue planificado con antelación por Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte y mencionan como posibles cómplices a un grupo de jóvenes que se presentaban como vendedores de algodón de azúcar, entre ellos Gabriel Carrizo y Sergio Eduardo Orozco. Pero un barrido intensivo de las redes antisociales también permite vincular a Uliarte con la agrupación Revolución Federal, que desde hace 100 días viene realizando actos de hostigamiento a funcionarios del gobierno nacional y explícitas amenazas de muerte”, dice Horacio Verbitsky en El Cohete a la Luna.

“Son los que colocaron horcas, guillotinas y bolsas mortuorias frente a la Casa de Gobierno, intimaron al presidente Fernández a irse por las buenas, impidieron una conferencia de prensa en Olivos, golpearon la camioneta de Sergio Massa, arrojaron teas ardientes al interior de la Casa Rosada. Fuentes del juzgado sugieren que el sector encriptado del teléfono de la muchacha contiene contactos con una figura de primera línea de la oposición política”, agrega el artículo titulado Si solo queda rezar.

“Las reiteradas apariciones de Sabag Montiel y Uliarte en Crónica TV también ponen la atención en la panelista de esa señal, Delfina Meza Wagner, una influencer nacionalista de derecha que convocaba a las movilizaciones de Revolución Federal y de otro agrupamiento de similares características, que se presenta como Nación de Despojados y que surgió con pocos días de diferencia”, afirma Verbitsky.

“Dos días después del atentado, Meza Wagner reveló un contacto con Brenda Uliarte (por entonces identificada como Ambar Eliza), y escribió un artículo en su defensa en Ámbito Financiero. Cuando se difundió la posibilidad de una concertación previa para que Sabag Montiel apareciera en forma presuntamente casual en móviles de la misma señal, Tomás Méndez la descalificó en su habitual tono insultante, que desde Pergolini  y Lanata se ha instalado como normal en diversos medios. Un antecedente es el falso escrache a Patricia Bullrich que el político cordobés Méndez organizó y por el cual fue apartado de C5N”.

“Miembros de Revolución Federal y de Nación de Despojados comparten una conversación en la plataforma Twitter Space, bajo el título: ‘¿Y si nos volvemos montoneros?’. El administrador del Twitter Space es Jonathan Morel, de 23 años, miembro de Revolución Federal. El 23 de agosto, al día siguiente de la finalización del alegato de Luciani, la usuaria Libertad #SOSCuba cuenta que estuvo en Comodoro Py y luego fue a Juncal y Uruguay. ‘Se vienen tiempos violentos y hay que actuar”, dice. Agrega que habló con la esposa de un militar retirado, que estuvo en varias guerras y dijo que “esto se resuelve con sangre. Si este gobierno llega a tener un muerto o dos muertos, se cae’”, dice la nota de El Cohete a la Luna.

“Ante una consulta para esta nota, Ximena de Tezanos Pinto, que vive en el piso inmediato superior al de Cristina, confirmó que Gastón Guerra estaba en su departamento y explicó que ella le alquila una habitación a la abogada Gladys Egui, que defiende al despojado en la causa que se inició por daños al auto de Sergio Massa y amenazas, por denuncia del periodista Lautaro Maislín”, detalla Verbitsky.

“En una entrevista previa con Paulo Vilouta en la radio La Red, Egui contó que le alquila la habitación a Tezanos Pinto desde ‘hace tres o cuatro meses’, es decir al mismo tiempo de la aparición de Revolución Federal y Nación de Despojados”, afirma el periodista.

En un artículo que firma Emilia Delfino en elDiarioAR, en el mapa de relaciones de Uliarte aparecen en el entorno más cercano o primer anillo de vinculación hombres entre los 20 y los 30 años, de clase socioeconómica media baja, de economía informal, que en los mensajes y estados de WhatsApp de sus teléfonos manifestaron expresiones de descontento, bronca, hartazgo y odio a la clase gobernante.

Tienen en común varias características: clase social, afinidad con las redes sociales, necesidad de mostrarse en los medios o búsqueda de fama, tiempo libre para realizar tareas de “inteligencia” y manifestaciones recurrentes contra la política de planes sociales.

“A priori, los miembros de la organización parecen vulnerables e influenciables”, dijo una fuente de la investigación, pero a su vez, estos tomaron ciertos recaudos durante las horas posteriores al intento de homicidio, escribe Delfino.

Perfiles falsos

Para los investigadores, es central acceder a las comunicaciones entre Uliarte y los vendedores de algodones de azúcar y otros miembros del entorno durante las horas posteriores al intento de homicidio.

Del análisis de los teléfonos, la PSA determinó que, tras el atentado, Uliarte y su entorno se comunicaron a través de cuentas falsas en redes sociales, por lo que intentan identificarlas ya que no están abiertamente relacionadas con sus usuarios y no son mencionadas en las conversaciones analizadas.

Parte central del entorno de ambos detenidos son los cinco vendedores de algodones de azúcar que se presentaron con Uliarte en el canal Telefé para dar una entrevista en vivo con su versión de los hechos.

Algunos de ellos, despertaron más interés por sus manifestaciones, los intentos por “contener” a Uliarte tras el atentado y las constantes sugerencias para evitar que las conversaciones quedaran registradas en los teléfonos. “No hablemos por acá”, decían. Uno de los hombres investigados escribió en su estado de WhatsApp posterior al intento de homicidio de la vicepresidenta: “Alberto, vos sos el próximo”.

Con información de la Agencia Télam, El Cohete a la Luna y elDiarioAR

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *